lunes, 15 de marzo de 2010

Responsabilidad con la unidad.


La unidad de Acción Nacional no es una moda, no es un fin en sí misma, no es uniformi¬dad, no es silenciamiento de quienes quieren opinar, no es docilidad incondicional a la palabra del jefe, no es mera conveniencia y no puede ser simulación.

La unidad natural de cualquier grupo humano se fundamenta en la identidad que, como género humano, todas las personas poseemos: idéntica esencia e idéntica dignidad; por nuestra sociabilidad natural, estamos llamados a la solidaridad, es decir, a la construcción de un todo social sólido en el que todos seamos responsables de todos en el ámbito en el que nos corresponda desa¬rrollarnos, reconociendo y promoviendo, incluso, las naturales diferencias entre los seres humanos, para enriquecer el ser de todos los demás.

La unidad de Acción Nacional, partido de ciudadanos libres, se funda, además, en la coinci¬dencia de sus miembros en los principios de doctrina, cuyo eje es la dignidad de la persona huma¬na; en los valores morales que animan su conducta, tales como la solidaridad y la justicia; y en las metas que el partido persigue, particularmente en el bien común.

Por ello, en 1926, Manuel Gómez Morín afirmó certeramente: “el deber mínimo es el de encontrar, por graves que sean las diferencias que nos separen, un campo común de acción y de pensamiento, y el de llegar a él con honestidad, que es siempre virtud esencial y ahora la más nece¬saria en México”.

Esta unidad es esencia, cuya solidez presupone y asimila una gran diversidad de opiniones en los muy diversos temas del quehacer del partido. Si se tratare de una moda, pronto las fracturas internas lo destruirían. Esa pluralidad de opiniones puede y debe expresarse en el marco de nues¬tros principios y valores.

La unidad de Acción Nacional no es un fin en sí misma, sino una plataforma de lanzamiento de su acción política. La unidad del partido es prerrequisito para el éxito electoral y para la efica¬cia de la acción de gobierno consecuente.

La unidad es lo contrario de la uniformidad. Esta presupone imposición, renuncia a la libertad, populismo o claudicación. La unidad de Acción Nacional es fruto de un acto de la volun¬tad libre de los ciudadanos que nos asociamos en este partido, cuya divisa es el humanismo trascendente y, por tanto, la libertad responsable.

La unidad entre los panistas de Tijuana debe ser el resultado de una cultura compartida, y la cultura compartida por una comunidad como Acción Nacional, es imprescindible, es un bien que debe ser cuidado y protegido.

La verdadera unidad se construye entonces mediante el ejercicio de la libertad de ciudada¬nos en el pleno goce de sus derechos, quienes hacen uso del don privilegiado de la palabra para dialogar y acordar lo que mejor conviene a México y a Acción Nacional, en el marco de su doctri¬na, valores y principios y en los foros y espacios adecuados.

En Acción Nacional todos y cada uno de sus miembros somos responsables de cultivar la unidad del partido. Por eso la unidad de Acción Nacional no se construye sola: es tarea ardua, generosidad compartida, misión personalísima de todas y todos los panistas para que los ciudadanos confíen en nosotros. La unidad se teje todos los días. La unidad es siempre un proceso perfectible, nunca es un hecho definitivamente consumado.