La democracia organiza la participación del pueblo en el gobierno y en la economía, a base del respeto a la libertad y a los derechos políticos de los ciudadanos, mientras que la autocracia organiza el gobierno y planea la economía si tomar en cuenta la libertad de opinión ni los derechos políticos de la sociedad. La libertad en la economía conduce a la libertad política; esclavitud en lo económico e intervencionismo conduce a la esclavitud política.
La fuerza de la democracia radica fundamentalmente en saber organizar la libertad de los ciudadanos, que sólo así pueden convertirse en dueños de su destino.
El punto débil de las democracias en lo difícil que resulta para los ciudadanos conquistar la libertad política es que exista el riesgo de obstinarse en conservarlo a toda costa por medio de la simulación y la fuerza.
Los peores enemigos de la democracia no son los autócratas sinceros, son quienes simulan ser demócratas y en realidad son autócratas vergonzantes, pues aquéllos las atacan desde afuera mientras que estos últimos lo hacen desde dentro a mansalva, a traición; la desprestigian, la minan en sus cimientos y pueden llegar a destruirla.
La libertad es sólo una de las dos caras de la democracia. La otra es la voluntad y ocasión de participar en la decisión y en la gestión de los asuntos comunes, de elegir auténticamente a los representantes y gobernantes. Las dos son inseparablemente complementarias y, si la una falta, la otra falsea o sucumbe.
Yo estoy convencido de que Acción Nacional es la fuerza de la democracia y sigue siendo el instrumento idóneo del progreso sin retornar a los males del pasado.
Nuestra propia historia de 70 años de edad nos da valores y principios, nos da razones, nos da experiencia, nos da vigor y nos da capacidad de una organización democrática.
Somos en este momento en la entidad el único partido que tiene la organización y la voluntad, la certidumbre y la moral para organizar y realizar de manera sistemática, regularmente actos democráticos municipales y distritales de manera transparente y de cara a los ciudadanos.
Invito a dar en cada momento de este proceso democrático interno su valor, su importancia y su dimensión, llevando nuestro proceso a término de modo tal que confirmemos, ante nosotros mismos, ante nuestros adversarios y ante la ciudadanía que Acción Nacional es la fuerza de la democracia de ciudadanos libres con voluntades individuales.